Sinopsis:
Segunda Guerra Mundial (1939-1945). Oskar Schindler (Liam Neeson), un hombre de enorme astucia y talento para las relaciones públicas, organiza un ambicioso plan para ganarse la simpatía de los nazis. Después de la invasión de Polonia por los alemanes (1939), consigue, gracias a sus relaciones con los nazis, la propiedad de una fábrica de Cracovia. Allí emplea a cientos de operarios judíos, cuya explotación le hace prosperar rápidamente. Su gerente (Ben Kingsley), también judío, es el verdadero director en la sombra, pues Schindler carece completamente de conocimientos para dirigir una empresa.
No hay palabras para describir esta película. Es impactante. Hacía mucho que no lloraba tantísimo con una película. Es una pasada con que crudeza y de forma tan sencilla Spielberg nos muestra el horror Nazi. Una obra maestra.
Basada en hechos reales, Oskar Schindler es uno de los pocos que ayudó a los judíos a superar el holocausto nazi. Hoy en día es el único nazi (porque debía estar en la lista nazi si quería ayudar a los judíos sin levantar sospechas) que tiene el derecho de yacer en Jerusalén, siendo miles las muestras de cariño que le demostraron los supervivientes al colocar piedras sobre su tumba. Cada piedra significa una persona salvada.
La música por descontado buenísima. Las actuaciones estupendas. La trama: de poner los pelos de punta.
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